lunes, 23 de diciembre de 2024 18:23 www.gentedigital.es
Gente blogs

Gente Blogs

Blog de Javier Memba

El insolidario

Más piezas de Maupassant

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "La Vendetta y otros cuentos de horror", de Guy de Maupassant

imagen

                   No hay nada de ese terror materialista que durante su lectura (abril de 1998) busqué en La vendetta y otros cuentos de horror. Pero la calidad de los relatos reunidos en este texto me hace caer en la perogrullada de calificarlos de magistrales. Para ir más allá de lo consabido y que estos apuntes sobre otra de las impagables selecciones de Maupassant, llevadas a cabo por Esther Benítez para Alianza Editorial -la primera edición en el Libro Amigo data de 1979-, tengan algún interés para el lector de esta bitácora avezado en el gran cuentista francés, llamaré la atención sobre cómo Maupassant subvierte uno de los asuntos más asociados al cuento: la fantasía.

                   Desde esos animales protagonistas de las fábulas -acaso los primeros cuentos que no son dados- que reproducen los comportamientos humanos, hasta las Ficciones de Borges, pasando por las hadas, los monstruos, los seres imaginarios en general y los territorios míticos en particular, el cuento está tan estrechamente ligado a la fantasía como la poesía a la lírica.

                   Muy por el contrario, en las páginas sobre las que escribo, Maupassant se limita a esa reproducción brutal de la realidad que tanto estimo en la literatura. "La dicha no tiene historia", escribe Balzac en Esplendores y miserias de las cortesanas. Por eso todos los cuentos acaban cuando sus protagonistas "fueron felices y comieron perdices". La desgracia, por el contrario, tiene mucho que contar. El gran Guy de Maupassant da buena prueba de ello en la lectura que vengo a recordar.

*****

                   La vendetta, el texto que da título a la selección, cuenta la historia de una madre siciliana cuyo hijo es asesinado.

                   Dado que la mujer no tiene otra forma de vengarse, decide hacer pasar hambre a la perra del difunto -Pizpireta- y poner una morcilla al cuello de un "hombre de paja", sobre el que suelta al animal enfurecido.

                   Cuando Pizpireta ya está adiestrada en dicha práctica, la madre va a la isla donde se ha escondido el asesino de su hijo para matarle de esta manera.

*****

                   Denis, la narración que más se aproxima a ese terror materialista que yo venía buscando, da cuenta de cómo el señor Marambot es acuchillado por Denis, su criado. El sirviente cree que Marambot tiene cierta cantidad de dinero. No obstante, advertido por su víctima durante la agresión de que no ha recibido la suma que esperaba, el criado recapacita. Asustado del acto que ha estado a punto de cometer, se esfuerza por curarle hasta su total restablecimiento.

                   Marambot agradece los cuidados y se deja hacer a la espera de denunciar a Denis a la mínima oportunidad.

                   Sin embargo, el criado es detenido por el robo de dos patos. Creyendo que ha sido Marambot su denunciante, le reprocha que haya faltado a su palabra de no entregarle a la Justicia. Lo hace además delante de los gendarmes que se lo llevan, con lo que él mismo se delata.

*****

                   Hay en Denis una reflexión que va del falso perdón a la ingratitud. En El huérfano se abunda en los dos asuntos. Aquí se propone la experiencia de un niño sin padres, criado por una mujer a la que acabará matando.

                   No obstante su abominación, el execrable asesino está dotado de una simpatía que le llevará a convertirse en alcalde del pueblo. Falsedad y simpatía -hipocresía, léase- he ahí dos de las características indispensables para el ejercicio de la política. Ayer igual que hoy.

*****

                   Si damos por sentado que el cuento es fantasía, estos de Maupassant reunidos en torno a La vendetta son narraciones. La de La pequeña Roque nos refiere la historia de otro despreciable gestor público: el autoritario alcalde de una población rural que viola y asesina a una adolescente del lugar.

                   Al cabo de los meses, cuando ya se ha dado por cerrado el caso, la conciencia le agobia y resuelve suicidarse. Para que todo quede aclarado, dirige una carta al juez en la que pone al corriente de sus delitos.

                   Arrepentido en el último momento, decide volver sobre sus pasos. Pero ya es tarde, la misiva está echada y el cartero se niega a devolvérsela. Ante este panorama, al regidor no le queda más remedio que quitarse la vida.

*****

                   Châli alude al nombre de una niña cautiva en el harén que un príncipe de la India, despótico y exagerado, ofrece a su visitante europeo. Prendado éste de la pequeña, al partir la obsequiará uno de los objetos que, a su vez, le han sido regalados a él por el tirano. Ello dará lugar a que en la corte se crean que la muchacha lo ha robado y, en consecuencia, sea ejecutada. Hasta la compasión -que la llamábamos antes de la dichosa solidaridad- puede ser generadora de desgracias en ese universo del Maupassant más apesadumbrado. Universo que no es otro -he de insistir- que la reproducción brutal de la realidad.

*****

                   El resto de los relatos aquí reunidos pueden dividirse en tres epígrafes:

  • i. Crímenes pasionales
  • ii. Revelaciones en el lecho de muerte
  • iii. Bastardía.

                   Al primero de ellos habría que adscribir Confesiones de una mujer. Su protagonista nos cuenta cómo decidió ser infiel a su marido. Lo hizo después de que éste la obligará a presenciar cómo mataba al amante de la doncella creyendo que era el suyo.

*****

                   Un drama verdadero es la historia de dos hermanos que aman a la misma joven. El elegido por la muchacha será el mayor. Pero unos días antes de la boda, aparecerá asesinado en un camino sin que el criminal deje más pruebas que unos versos "el final de una canción", escritos en un papel utilizado "como taco de la escopeta".

                   Al cabo de los años, casado el hermano menor con la que hubiera debido de ser esposa del mayor, el asesino desposa a su hija con el hijo de uno de los magistrados que llevaron la instrucción del antiguo crimen. Celebrando el convite nupcial, el hermano menor, el asesino, entona de los versos de la canción de antaño, con lo que él mismo se delata ante su consuegro.

*****

                   El amor, como cualquier otra actividad humana, también tiene su lado miserable, que Maupassant retrata de forma meridiana.

                   Sin embargo es ésta una idea de la que se aparta, para solaz de los románticos a ultranza, en Una viuda. La mujer que protagoniza esta pieza, acaso una luz entre esos horrores de las miserias humanas que sí entrañan estas páginas, en realidad no es viuda. Pero decidió guardar luto de por vida por un muchacho de doce años, que se suicidó de amor por ella, a la sazón algo mayor que él.

*****

                   El borracho nos devuelve a esos alcohólicos que protagonizan algunas piezas escritas por Poe cuarenta años antes. En este caso es el hermano del amante quien invita a beber al marido engañado, que en esta ocasión responde al nombre de Jérémi.

                   Cuando Jérémie vuelve a casa enajenado por el licor, siente que alguien se escapa. Como su mujer no le dice quién es el que acaba de huir, la mata a golpes antes de caer desfallecido sobre la cama.

                   Al día siguiente, al despertar. descubre que ha dormido junto a un amasijo de carne y sangre.

*****

                   El primero de los cuentos titulado La confesión entra de lleno entre los que se podrían reunir bajo Revelaciones en el lecho de muerte. Narra la declaración de Marguerite, una mujer que ha hecho "llorar a muchos ojos". Pero también ha sido abnegada hasta el punto de haber compartido el luto que su hermana mayor decidiera llevar de por vida a raíz de que su prometido muriera repentinamente a pocos días del "fijado en las capitulaciones".

                   Pues bien, estando a punto de expirar, Marguerite confiesa que fue ella quien mató a su futuro cuñado, envenenándole con polvo de cristal. Luego, arrepentida, decidió compartir con su hermana el destino que ella misma le había buscado.

*****

                   Morion es un maestro de escuela acusado de las extrañas muertes de algunos de sus alumnos. Pero será salvado del verdugo por el director de la prisión, que comienza a creer a pie juntillas en su inocencia después de que el capellán del establecimiento le convenza de ella.

                   Estando ya en trance de muerte, Morion llama a su benefactor para confesarle que en verdad fue él el asesino y que obró despechado por la forma en que Dios se llevó a sus tres hijos. Volvemos de nuevo a ese Maupassant que desprecia la compasión.

*****

                   La segunda Confesión, de las dos piezas aquí reunidas con dicho título, podría incluirse entre las piezas dedicadas a la bastardía. Aunque de este antiguo problema no queda ni rastro en nuestros días, era una auténtica vergüenza en los de Maupassant.

                   En esta ocasión, el autor nos presenta a un padre que le cuenta a sus hijos cómo abrió la ventana para que el frío matara al bebe que engendró con una amante que tuvo antes de conocer a su legitima esposa.

                   Apunta Esther Benítez en el prólogo que la bastardía es un problema que preocupa mucho a Maupassant durante la redacción de estos textos puesto que él mismo, a la sazón, ha engendrado algunos hijos ilegítimos.

*****

                   Un parricida hace referencia al dilema que se plantea en un juicio. El encausado es un hombre que mató a sus padres. El parricida se justifica ante el tribunal dando noticia de cómo sus progenitores le abandonaron cruelmente por ser hijo ilegítimo.

*****

                   Por último, El olivar -uno de los mejores textos seleccionados- trata sobre un antiguo crápula, Vilbois. Tras haber corrido sus juergas de joven, ofendido por que su amante lo es también de un amigo, lo abandona todo para hacerse cura en un tranquilo pueblo.

                   Al cabo de los años, un ex convicto se presenta ante el cura confesando ser su hijo. Al religioso no le queda más remedio que rendirse ante la evidencia. Para sorpresa de su criada, que recela de la mala catadura del recién llegado, el cura le invita comer y a beber opíparamente. Ahora bien, por la noche, cuando los vapores del alcohol duermen al bastardo, Vilbois se suicida.

                   A la mañana siguiente, su cadáver es encontrado junto a su hijo. Detenido este último como culpable, el sargento de los gendarmes y el alcalde coinciden en pensar que el hijo no pudo escapar de lo borracho que estaba. A nadie se le ocurre que "el padre Vilbois hubiera podido darse muerte".

Publicado el 12 de octubre de 2011 a las 23:30.

añadir a meneame  añadir a freski  añadir a delicious  añadir a digg  añadir a technorati  añadir a yahoo  compartir en facebook  twittear  votar

Comentarios - 0

No hay comentarios



Tu comentario

NORMAS

  • - Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
  • - Toda alusión personal injuriosa será automáticamente borrada.
  • - No está permitido hacer comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • - Gente Digital no se hace responsable de las opiniones publicadas.
  • - No está permito incluir código HTML.

* Campos obligatorios

Javier Memba

Javier Memba

            Periodista con más de cuarenta años de experiencia –su primer texto apareció en la revista Ozono en 1978-, Javier Memba (Madrid, 1959) fue colaborador habitual del diario EL MUNDO entre junio de 1990 y febrero de 2020. Actualmente lo es en Zenda Libros. Estudioso del cine antiguo, en todos los medios donde ha publicado sus cientos de piezas ha demostrado un decidido interés por cuanto concierne a la gran pantalla. Puede y debe decirse que el setenta por ciento de su actividad literaria viene a dar cuenta de su actividad cinéfila. Ha dado a la estampa La nouvelle vague (2003 y 2009), El cine de terror de la Universal (2004 y 2006), La década de oro de la ciencia-ficción (2005) –edición corregida y aumentada tres años después en La edad de oro de la ciencia ficción-, La serie B (2006), La Hammer (2007) e Historia del cine universal (2008).

 

            Asimismo ha sido guionista de cine, radio y televisión. Como novelista se dio a conocer en títulos como Homenaje a Kid Valencia (1989), Disciplina (1991) o Good-bye, señorita Julia (1993) y ha reunido algunos de sus artículos en Mi adorada Nicole y otras perversiones (2007). Vinilos rock español (2009) fue una evocación nostálgica del rock y de quienes le amaron en España mientras éste se grabó en vinilo. Cuanto sabemos de Bosco Rincón (2010) supuso su regreso a la narrativa tras quince años de ausencia. La nueva era del cine de ciencia-ficción (2011), junto a La edad de oro de la ciencia-ficción, constituye una historia completa del género, aunque ambos textos son de lectura independiente. No halagaron opiniones (2014) fue un recorrido por la literatura maldita, heterodoxa y alucinada. Por su parte, David Lynch, el onirismo de la modernidad (2017), fue un estudio de la filmografía de este cineasta. El cine negro español (2020) es su última publicación hasta la fecha.  

 


 

          

 

Miniatura no disponible

 

Javier Memba en 2009

 

Javier Memba en 1988

 

Javier Memba en 1987

 

1996

 

 

Javier Memba en la librería Shakespeare & Co. de París

 

 

 

 

Imagen

 

 

COMPRAR EN KINDLE:

 

 

 

contador de visitas en mi web



 

 

Enlaces

-La linterna mágica

-Unas palabras sobre Vida en sombras

-Unas palabras sobre La torre de los siete jorobados

-50 años de la Nouvelle Vague en Días de cine

-David Lynch, el onirismo de la modernidad en Radio 3

-Unas palabras sobre Casablanca en Telemadrid

-Unas palabras sobre Tintín en Cuatro TV

 

 

ALGUNOS ARTÍCULOS:

Malditos, heterodoxos y alucinados de la gran pantalla

Nuevos momentos estelares de la humanidad

Chicas yeyés

Chicas de ayer

Prólogo al nº 4 de la revista "Flamme" de la Universidad de Limoges

Destinos literarios

Sobre La naranja mecánica

Mi tributo al gran Chris Marker

El otro Borau

Bohemia del 89

Unos apuntes sobre las distopías

Elogio de Richard Matheson

En memoria de Bernadette Lafont

Homenaje al gran Jean-Pierre Melville

Los amores de Édith

Unos apuntes sobre La reina Margot

Tributo a Yasujiro Ozu con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento

Muere Henry Miller

Unos apuntes sobre dos cintas actuales

Las legendarias chicas de los Stones

Unos apuntes sobre el "peplum"

El cine soviético del deshielo

El operador que nos devolvió el blanco y negro

Más real que Homeland

El cine de la Gran Guerra

Del porno a la pantalla comercial

Formentera cinema

Edward Hopper en estado puro

El cine de terror de los años 70

Mi tributo a Lauren Bacall

Mi tributo a Jean Renoir

Una entrevista a Lee Child

Una entrevista a William McLivanney 

Novelistas japonesas

Treinta años de Malevaje

Las grandes rediciones del cómic franco-belga

El estigma de La campana del infierno

Una reedición de Dalton Trumbo

75 años de un canto a la esperanza

Un siglo de El nacimiento de una nación

60 años de Semilla de maldad

Sobre las adaptaciones de Vicente Aranda

Regreso al futuro, treinta años después 

La otra cabeza de Murnau

Un tributo a las actrices de mi adolescencia

Cineastas españoles en Francia

El primer surrealista

La traba como materia literaria

La ilustración infantil de los años 70

Una exposición sobre la UFA

La musa de John Ford

Los icebergs de Jorge Fin

Un recorrido por los cineastas/novelistas -y viceversa-

Ettore Scola

Mi tributo a Jacques Rivette

Una película a la altura de la novela en que se basa

Mi tributo a James Cagney en el trigésimo aniversario de su fallecimiento

Recordando a Audrey Hepburn

El rey de los mamporros

Una guía clásica de la ciencia ficción

Musas de grandes canciones

Memorias de la España del tebeo

70 años de la revista Tintín

Ediciones JC regresa a sus orígenes

Seis claves para entender a Hergé

La chica del "Drácula" español

La primera princesa de la lejana galaxia

El primer Tintín coloreado

Paloma Chamorro: el fin de "La edad de oro"

Una entrevista a la fotógrafa Vanessa Winship

Una recuperación del Instituto Murnau

Heroínas de la revolución sexual

Muere George A. Romero

Un mito del cine francés

Semblanza de Basilio Martín Patino

Malevaje en la Gran Vía

Entrevista a Benjamin Black

Un circunloquio sobre la provocación

Una nueva aventura de Yeruldelgger

Una dama del crimen se despide

Recordando a Peggy Cummins

Un tributo a las yeyés francesas

La última reina del Technicolor

Recordando a John Gavin

Las referencias de La forma del agua

El Madrid de 1988

La nueva ola checa

Un apunte sobre Nelson Pereira dos Santos

Una simbiosis perfecta

Un maestro del neorrealismo tardío

El inovidable Yellowstone Kelly

Que Dios bendiga a John Ford

Muere Darío Villalba

Los recuerdos sentimentales de Enrique Herreros

Mi tributo a Harlan Ellison

La inglesa que presidió el cine español

La última rubia de Hitchcock

Unos apuntes sobre Neil Simon

Recordando Musicolandia

Una novelista italiana

Recordando a Scott Wilson

Cämilla Lackberg inaugura Getafe Negro

Una conversación entre Läckberg y Silva

El guionista de Dos hombres y un destino

Noir español y hermoso

Noir italiano

Mi tributo al gran Nicholas Roeg

De la Escuela de Barcelona al fantaterror patrio

Recordando a Rosenda Monteros

Unas palabras sobre Andrés Sorel

Farewell to Julia Adams

Corto Maltés vuelve a los quioscos

Un editor veterano

Una entrevista a Wendy Guerra

Continúa el misterio de Leonardo

Los cantos de Maldoror

Un encuentro con Clara Sánchez

Recuerdos de la Feria del Libro

Viajes a la Luna en la ficción

Los pecados de Los cinco

La última copa de Jack Kerouac

Astérix cumple 60 años

Getafe Negro 2019

Un actriz entrañable

Ochenta años de "El sueño eterno"

Sam Spade cumple 90 años

Un western en la España vaciada

Romy Schneider: el triste destino de Sissi

La nínfula maldita

Jean Vigo: el Rimbaud del cine francés

El último vuelo de Lois Lane

Claudio Guerin Hill

Dennis Hopper: El alucinado del Hollywood finisecular

Jean Seberg: la difamada por el FBI

Wener Herzog y la cólera de Dios

Gordad, el gran maese de la heterodoxia cinematográfica

Frances Farmer, la esquizofrénica que halló un inquietante sosiego

El hombre al que gustaba odiar

El gran amor de John Wayne

Iván Zulueta, arrebatado por una imagen efímera

Agnès Varda, entre el feminismo y la memoria

La reina olvidada del noir de los 40

Judy Garland al final del camino de adoquines amarillos

Jonas Mekas, el catalizador del cine independiente estadounidense

El gran Edgar G. Ulmer

La última flapper; la primera it girl

El estigmatizado por Stalin

La controvertida Egeria del Führer

El gran Tod Browning

Una chica de ayer

El niño que perdió su tren eléctrico

La primera chica de Éric Rohmer

El último cadáver bonito

La exnovia de James Dean que no quiso cumplir 40 años

Don Luis Buñuel, "ateo gracias a Dios"

La estrella cuyo fulgor se extinguió en sus depresiones

El gran cara de palo

Sylvia Kristel más allá de Emmanuelle

Roscoe Arbuckle, cuando se acabaron las risas

Laura Antonelli, la reina del softcore que perdió la razón

Nicholas Ray, que nunca volvió a casa

El vuelo más bajo de la princesa Leia Organa

Eloy de la Iglesia y el cine quinqui

Entiérralo con sus botas, su cartuchera y su revólver

La chica sin suerte

Bela Lugosi y la sombría majestuosidad de Drácula

La estrella de triste suerte

La desmesura de Jacques Rivette

Françoise Dorléac

Klaus el loco

Una hippie de los 70

Jean Esustache, entre la Nouvelle Vague y el ascetismo

Nadiuska, un juguete roto

Thea von Harbou

Jesús Franco

David Cronenberg

Sharon Tate, como en un cuento de Sheridan Le Fanu

Un guionista sediento

La reina del fantaterror patrio

Dalton Trumbo y los diez de Hollywood

La primera chica que arrojó una tarta 

El desdichado Hércules contemporáneo

En la tradición familiar

El músico del realismo poético

Otro tributo a la gran Patty Shepard

Elmer Modlin y su extraña familia

Las coproducciones internacionales rodadas en España

Marilyn Monrore y su desesperado último gesto

Un amor más poderosos que la vida

El actor atrapado en sus personajes

Entre el fantasma de su madre y el final del musical

Barbet Schroeder

Amparo Muñoz

Samuel Bronston más alla de Las Rozas

Chantal Akerman

Françoise Hardy 

Un antiguo dogmático

Jane Birkin

Anna Karina, su turbulento amor y el Madison

Sandie Shaw, ya con calzado

El gran Serge Gainsbourg

Entre la niña prodigio y la mujer concienciada

La intérprete de Shakespeare que inspiró a The Rolling Stones

La maleta del capitán Wajda

Val Lewton y su dramatización de la psicología del miedo

La alimaña de Whitechapel

Cristina Galbó

La caravana Donner

Eddie Constantine

Un nuevo curso del tiempo

Rosenda Monteros

Una criatura de la noche

Una carta a Nicolás I

Edison y el 35 mm

Barbara Steele

El felón Esquieu de Floyran acaba con los templarios

Entre Lovecraft y Hitchcock

Tchang Tchong Yen recuerda a Hergé

La musa del ciberpunk

Néstor Majnó

Una leyenda del Madrid finisecular

El rey de la serie B

La primera cosmonauta soviética

Cuando la injuria sucede a la fatalidad

Bajo Ulloa y sus cuentos crueles

La cicerone de los Stones en el infierno 

Nace Toulouse-Lautrec

El París del Charlestón se rinde a Josephine Baker

Nastassja Kinski, la dulce hija del ogro

Un tributo a Sam Peckinpah

La leyenda del London Calling

Fiódor Dostoievski frente al pelotón de fusilamiento

Mi alucinada favorita

El hombre de las mil caras

El 7º de Caballería pierde la gloria

Un recuerdo de Silke

El genocidio camboyano

Peter Bogdanovich

Guy Debord y la sociedad del espectáculo

Un héroe de Iwo Jima 

Lupe Vélez tras el último tequila sunrise

El general Lee

Roman Polanski

Un hampón italoamericano

Jane Fonda en su juventud

Kraken en la Cuesta de Moyano

Josef von Sternberg

The Beatles en The Carvern y en el show de Ed Sullivan

Que la tierra le sea leve a Douglas Trumbull

El último superviviente del hampa de Chicago

Inma de Santis

El Álamo

Una musa insumisa

El malvado Zaroff y un elogio a las revistas pulp

Miles Davis

Un polaco y el amour fou

La Legión extranjera como género literario

Conchita Montenegro

Peter Lorre y su cara de villano

El juez de la horca

Syd Barrett

Kathleen Turner

Una caricatura de la hombría

Eric Clapton

Helga Liné

Butch Cassidy

Carlos Arévalo, un cineasta español

Nace el último bohemio

Pascual García Arano

María Perschy

El Combray de Ingmar Bergman

Carlos Castaneda

Una canción de Neil Young

Un suicida dandi

Hedy Lamarr

Philip K. Dick y sus realidades bastardas

La última mujer fatal

Andréi Tarkovski, otro maldito por la censura soviética

Nace la música de la New Age

"Wie einst" Lili Marleen

Una lectura de Byron en Villa Diodati

Un apostol de la sedición juvenil

Ava en mi ciudad

Rider Haggard

Una entrada para la "Historia universal de la infamia"

La Marguerite Duras cineasta

Gallardo y calavera

El hombre que vendió su alma a Elizabeth Taylor

El crímen de Charlotte Corday

Un elogio entusiasta de la urbe

Un ángel caído

Mary Bradbury teme por su vida

Pierre Étaix y su triste gracia

El mejor verano de los Rolling

María Rosa Salgado y su conmovedora discrección

La valentía de Ramón Acín

Sylvie Vartan

La cruz de Malta de Wim Wenders

La epifanía de Louis Daguerre

Carroll Baker

Marie Laforêt y mi amigo Eloy

Eliseo Reclus atisba su quimera

Patty Pravo

Richard Pryor contra sí mismo

Miroslava, una actriz marcada por la fatalidad

France Gall y el doble sentido

Robert Bresson y el cine puro

La gesta de Alekséi Stajánov

Nace el Rimbaud del Rock & Roll seminal

Dominique Dunne, una filmografía que se quedó en el aire

Un actor vampirizado por un personaje

Tolkien publica El Hobbit

La segunda musa de Godard

John Dos Passos entra en la eternidad

Alain Resnais, el cine de la memoria

Una musa del filme noir

El cadáver de Nancy Spungen en el Chelsea Hotel

La historia de Bobby Driscoll

Un icono del feminismo

Recordando a Tina Aumont

Colgaron a Gilles de Rais

Dario Argento

Nico en el cine

Dylan Thomas en su último trance

Brigitte Helm

Un punkie en la Disney 

Nace Billy el Niño

The Wall

Tennessee Williams

Vivien Leigh

Kazuo Sakamaki salva la vida en Pearl Harbor

El proscrito de la Escuela de Barcelona 

47 hombres de honor

Charlotte Rampling

La incomunicabilità del gran MIchelangelo Antonioni

F. Scott Fitzgerald

Un pilar del cómic estadounidense

Juliet Berto

Erik, el fantasma de la Ópera

Una comedia francesa

Un pesimista alegre

Una mirada indolente a la derrota 

Sender en Casas Viejas

Kipling en su último momento

Los hermanos Marx

Puente sobre aguas turbulentas

Anouk Aimée

Mary Shelley

Quentin Tarantino

Neal Cassady 

Natalie Wood

La heterodoxia de Ermanno Olmi

Fu-Manchú

Stefan Zweig pone fin a sus días

 

 

 

 

 

 

EN TU MAIL

Recibe los blogs de Gente en tu email

Introduce tu correo electrónico:

FeedBurner

Archivo

Grupo de información GENTE · el líder nacional en prensa semanal gratuita según PGD-OJD